Vivimos en una sociedad consumista, somos muy materialistas, y durante las fechas especiales esta faceta se hace notar en los comercios, sobretodo en la época navideña, días que están marcados en rojo por todos los comerciantes.
Entre los días 24 y 25 de diciembre se celebra noche buena y navidad, en sus orígenes esta fecha era una mezcla entre la celebración pagana de el solsticio de invierno y el nacimiento de Jesús, y consistía en celebrarlo con los familiares en una cena en la noche del 24 y una comida el 25, ya que el tiempo no invitaba a salir de casa; aunque, hoy día la navidad es tan solo una fecha en la que los comerciantes hacen su agosto y que esta marcada por el consumo sin freno. Meses antes de navidad en la televisión ya solo ponen anuncios orientados a estas fechas; juguetes, libros, discos, videojuegos, etc... por no hablar de las miles de ofertas que nos ofrecen todos los supermercados para ahorrar en vista de la crisis, y comprar así un mes antes, para luego volver a ofertar un poco mejor y que vuelvan a comprar aún más.Aparte de las compras de regalos y de comida, otra buena parte de nuestros ahorros se lo llevan los locales nocturnos que ofrecen cotillones durante la noche, otra de las razones por las que la tradición de estar con la familia se rompe.Los jóvenes no ven atractivo a una velada familiar y salen de fiesta para celebrarlo con los amigos, los mismos con los que se pasan el resto del año en clase o en el trabajo, los mismos que no vienen desde la otra punta de España solo para estar contigo, en definitiva las personas que no deberían echar en falta.
Desde el punto de vista cristiano la navidad es una época para reunirse y obrar con buenas acciones, a pesar de que esta actitud debería mantenerse a lo largo de todo el año, pero como numerosas encuestas afirman el número de creyentes decrece notablemente con el paso del tiempo, y esto supone que estos valores se van perdiendo o se conservan de una manera superficial.
En definitiva el comercio y el consumo desenfrenado en la época navideña ha hecho que se pierda toda la esencia y el espíritu navideño original.